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Marcelo Ebrard, el imponderable; 4 escenarios

Las recientes encuestas confirman la ventaja que ha tomado Claudia Sheinbaum en la carrera entre las llamadas corcholatas para quedarse con la nominación de su partido a la presidencia del país. Considerando el enorme predominio en la intención de voto en favor de Morena y la debilidad de la oposición, podría decirse que Sheinbaum dirigirá los destinos de México el próximo sexenio. Salvo, claro, algún imponderable. Y, a mi juicio, ese imponderable solo puede ser Marcelo Ebrard.

Cualquier otra figura que no sea la del canciller se encuentra a una distancia muy lejana como para poner en riesgo el triunfo de la actual jefa de Gobierno de Ciudad de México. Y como cualquier otro imponderable, no es probable, mas no imposible. ¿Cuáles son realmente las opciones de Ebrard para competir contra esta aventajada puntera? Me permito cuatro escenarios, extraídos y resumidos de mi reciente libro, La sucesión presidencial 2024, después de AMLO ¿quién?, editorial Planeta.

Escenario 1. Un triunfo. La actual inercia mata a Ebrard. La única posibilidad de romperla consistiría en retirarse de la cancillería tras las elecciones del Estado de México (4 de junio) y hacer una intensa campaña mediática y de campo para revertir los casi 10 puntos de desventaja promedio que hoy acusa. Le quedarían entre tres o cuatro meses para crecer y quedarse con la nominación por parte de Morena. Difícil, porque el aparato oficial no lo favorece, pero no inconcebible, acogiéndose al viejo axioma de que en política no hay nada escrito.

Escenario 2. Impugnar su derrota y lanzarse por la oposición. Marcelo se inconforma con los resultados por un procedimiento que él aprecia viciado en su contra y rechaza e impugna la validez de la nominación de su rival. Decide competir contra la candidata oficial abanderando uno o varios de los partidos de oposición. Este es un escenario que Ebrard ha negado una y otra vez, afirmando que él no dividirá al movimiento del que forma parte.

Escenario 3. Impugnar su derrota y lanzarse al exilio político. Marcelo Ebrard no considera legítima su derrota y, por consiguiente no la reconoce, pero juzga que no hay condiciones reales para ganar en los comicios definitivos del próximo verano. Su inconformidad podría ser implícita o explícita, callada o estentórea, tras lo cual opta por el retiro político definitivo o momentáneo en espera de otra oportunidad en el futuro.

Escenario 4. Derrota reconocida y negociada a cambio de otra responsabilidad, la coordinación del Poder Legislativo, por ejemplo. Marcelo Ebrard compite y se queda corto en la elección interna. Tiene elementos para protestar el proceso de elección, pero prefiere negociarlo.